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Mutxamel02/03/2025Un año más, la localidad ha rendido homenaje a uno de sus eventos más emblemáticos: la festividad del 1 de marzo, en la que se conmemora el Milagro de la Lágrima de 1545. Este acto de devoción y fe, profundamente arraigado en la historia de la localidad, ha reunido a los fieles en un ambiente de recogimiento y veneración, uniendo a generaciones que han perpetuado esta tradición a lo largo de los siglos.
La jornada ha estado marcada por la solemne Santa Misa, celebrada en la Parroquia que ha contado con la presencia de una figura de gran relevancia religiosa: Don Juan Miguel, Obispo Emérito de Orihuela. Con un mensaje lleno de espiritualidad y reflexión, el obispo ha presidido la ceremonia, profundizando en el significado del milagro ocurrido hace más de cuatro siglos y su trascendencia en la vida religiosa de la región.
El Milagro de la Lágrima de 1545: un hecho histórico de fe
El Milagro de la Lágrima, ocurrido en 1545, sigue siendo una de las tradiciones más veneradas por los habitantes de Mutxamel. A lo largo de los siglos, esta milagrosa manifestación ha sido el motor de una serie de actos religiosos, festividades y celebraciones que mantienen viva la memoria de este acontecimiento en la localidad. Hoy en día, el 1 de marzo sigue siendo un día de especial recogimiento, en el que los fieles se congregan para rendir homenaje a la Virgen y renovar su fe.
Una Misa llena de reflexión y devoción
La Santa Misa celebrada hoy ha sido una manifestación palpable de la devoción que sigue viva en la comunidad. Durante la ceremonia, Don Juan Miguel, con su serena presencia y profundo conocimiento espiritual, ha guiado a los asistentes a través de una reflexión sobre el poder de la fe y la importancia de mantener viva la memoria de los milagros en la historia religiosa.
Mirada hacia el futuro
El Milagro de la Lágrima sigue siendo un faro de fe para Mtxamel, un recordatorio de la fuerza espiritual que ha acompañado al municipio durante siglos. La festividad del 1 de marzo no solo celebra el milagro en sí, sino también el legado de devoción que sigue vivo en cada uno de los participantes.
Así, un año más, Mutxamel se ha volcado en la conmemoración de este hecho histórico con la misma pasión y fervor que lo hizo en 1545, uniendo a generaciones pasadas y presentes.
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