Fe y tradición iluminan Sant Joan en la Procesión del Cristo de la Paz 2025

Una vez más, el fervor y la devoción han tomado las calles de Sant Joan con motivo de la solemne Procesión del Santísimo Cristo de la Paz, una de las citas religiosas y culturales más arraigadas en la comarca de l'Alacantí. 

La jornada comenzó con una nota de color y tradición a cargo del Grup Salpassa, que ofreció una vibrante dansà popular por la calle Mayor. Bailarines ataviados con trajes tradicionales valencianos, al ritmo de dulzainas y tabals, marcaron el preludio festivo de una tarde que, conforme avanzaban las horas, fue adquiriendo un tono más solemne.

La esperada salida del Cristo de la Paz se produjo al caer la tarde, cuando su imponente imagen fue colocada en la carroza triunfal que lo conduciría por las principales calles del municipio. El recorrido, cuidadosamente engalanado para la ocasión, se convirtió en un río de luz, con cientos devotos portando cirios encendidos en señal de fe y agradecimiento. El silencio solo se rompía con el acompañamiento musical de las bandas locales y las plegarias susurradas por los asistentes.

El momento culminante tuvo lugar a la llegada de la imagen al templo parroquial. En un ambiente cargado de emoción, los sacerdotes impartieron la tradicional bendición con el Cristo desde el atrio. Acto seguido, y como es tradición, se celebró el besapiés en el altar mayor, donde los asistentes pudieron acercarse personalmente a la imagen sagrada en señal de veneración.

Más allá del rito religioso, la Procesión del Cristo de la Paz constituye un testimonio vivo de la identidad cultural de Sant Joan, un espacio donde la memoria colectiva y la fe popular se entrelazan año tras año. La edición de 2025 ha vuelto a demostrar que esta celebración no es solo un acto litúrgico, sino también una manifestación cultural de primer orden que refuerza el sentido de comunidad y pertenencia.

Concluye así una de las citas más esperadas del calendario festivo local, dejando tras de sí estampas imborrables que hablan de la fuerza de las tradiciones y del profundo vínculo entre un pueblo y su Cristo.